viernes, 1 de enero de 2010

Cuando no hay puertas...

“Cuando las puertas se cierran, siempre quedan las ventanas” decía mi abuela, yo casi lo creo, el detalle es que de las ventanas no se sale, se arroja; entonces es inevitable la caída.


¿Alguna vez intentaste volar sin conseguirlo? ¿Abriste tus alas intentando remontar el vuelo? ¿Un vuelo inútil que te condujo a ninguna parte? Yo sí, he sido parte de los enajenados que pretenden elevar el vuelo, y he sido arrojada a los abismos innombrables de la enajenación; han claudicado mis elementales principios en medio de la sangre de la desesperación, aún así mis tristes alas vestidas de esperanza creyeron ser bendecidas, un rayo azul ilumino mi rostro manchado de sangre. Sangre esquiva, sangre anhelante de amor ¿Se puede amar con la sangre? Creo que sí, que no hay otra manera de amar sino es con la sangre misma; amar con el corazón es un mito, el corazón sólo es un músculo y amar con el cerebro es imposible, que el amor no es una frase, una ecuación.

No sé, no lo supongo siquiera, si éste es mi primer y último blog, se unen esquivos certeza y temor, se llama inseguridad supongo, se llama adiós… Una palabra, cinco letras, dos sílabas pero dicen tanto, mi mente racional azuza mis sentidos y me dice que a tu lado se encuentra alguien, alguien que no soy yo, mi corazón creyente me susurra ¡Ese alguien eres vos! ¡Vos porque vives en su corazón! ¡Porque su corazón sólo vive por ti! Eso dijo ¡Le tienes que creer! Sin embargo, sólo tengo mis manos vacías, mis manos sin tus manos, mis labios sin tus labios, las caricias que guardo para vos… Tengo todo guardado en mi sketch book, tengo todas esas caricias violetas, tengo un sueño sabor a fresa, tengo pizcas de esperanza sabor a coco, tengo algunas sonrisas de cielo, tengo todo, no te tengo a vos; y me pregunto por qué, por qué estoy, esta noche pensando en vos, con mis manos vacías, con mis suspiros blandos, con mi lanzamiento desde la ventana, con mis sueños de sol…